domingo, 30 de agosto de 2015

Reserva Nacional de Paracas (Perú).


Tras visitar Lima, nuestro siguiente destino eran las Islas Ballestas, famosas por las grandes concentraciones de aves y leones marinos. Nada más llegar a Paracas, con la famosa compañía de autobuses “Cruz del Sur”, nos comunican en la propia estación, que como consecuencia del viento, los barcos no estaban saliendo al mar y que por lo tanto las visitas quedaban suspendidas. Allí mismo nos informan, que para aprovechar el día, también teníamos la opción de visitar el Parque Nacional de Paracas. Y dicho y hecho, sin tan siquiera llevar las maletas al hotel, nos vamos en una furgoneta turística a visitar uno de los lugares más secos del planeta.


Lo primero que sorprende al viajero, son los inmensos espacios abiertos, la completa ausencia de vegetación y la ondulante carretera de sal que cruza el parque. La visita continuó hasta alguno de los miradores sobre el Océano Pacífico donde cientos de aves de distintas especies se hacinaban en los acantilados. En una playa cercana de arenas rojizas, además de  los ostreros, los zarapitos trinadores  y las gaviotas grises, un solitario lobo marino reposaba ajeno a los visitantes.

 Ya de vuelta en el muelle pesquero próximo a los restaurantes de turistas, los pescadores cargaban y descargaban los aperos necesarios para la faena. Algunos leones marinos iban de un lado a otro a la espera de los descartes de pescado que son arrojados al mar. Cientos de aves revoloteaban por todas partes creando un ambiente que ningún amante de las aves olvidará con facilidad.



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